lunes, 7 de diciembre de 2009

Y al séptimo día, Dios no descansó

Medianoche del domingo: volvemos a casa en moto, acurrucados tras nuestros conductores. En la calle Dien Bien Phu, que conmemora la derrota de los franceses, el asfalto está empapado, así que me encojo todavía más, si cabe. Cerca del Mausoleo de Ho Chi Minh nos cruzamos con un grupo de diez obreros, la mitad abre una zanja en la calle, la otra mitad lo cierra a toda prisa. Uno de ellos trabaja a pecho descubierto. Nuestras motos pasan con un mínimo salto la zanja, como si la escena fuera cotidiana. Miro mi reloj incrédulo, luego la luna, y, finalmente, a los obreros, que siguen ahí, picando y tapando.

¡Qué mala suerte haber nacido en un país sin un Dios que descansara! ¡O donde gobiernan los trabajadores para imponerse siete días laborables! No tienen ni juicio, ni descanso, ni Dios.

1 comentario:

  1. ¿Una zanja? ¡El planE ha llegado a Hanoi y nos lo están degradando! ¿Dónde se ha visto en España que unos obreros abran y a toda prisa otros cierren? Meses y meses de zanjas...

    El título bastaba para removernos pero no contento con eso, vas y añades los detalles.

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