viernes, 24 de junio de 2011

Vida o ¿existencia?

Recientemente he descubierto tres palabras vietnamitas que esconden significados sorprendentes.

Quyết tâm significa determinado o decidido. Ahora veamos cada termino por separado: quyết significa decisión y tâm, corazón. Así que en vietnamita alguien determinado o decidido es aquel que toma una decisión con el corazón.

El vietnamita tiene dos palabras para referirse a la vida: cuộc sống y cuộc đời. La primera se refiere a la vida material. La segunda explica la vida intangible –en realidad, đời significa moverse. He indagado para ver si en castellano diferenciamos esos dos conceptos, pero lo único que encuentro es vida y existencia. ¿Alguna otra pista? Por otro lado, me llama la atención esa separación, ya que, en teoría, las culturas asiáticas no son dualistas.

lunes, 20 de junio de 2011

Belleza





La tatarabuela de Ho Chi Minh

Antes de que llegaran los franceses o los americanos, de hecho, mucho antes de que existieran, los vietnamitas ya andaban peleando contra un invasor bastante mas temible y paciente, China. En el año 40, dos hermanas, Trưng Trắc y Trưng Nhị, lideraron una revuelta que concluyó con la expulsión del gobernador chino y la ascensión al trono de Trưng Trắc. Dos años después, los chinos enviarían un ejército comandado por el General Ma Yuan que derrotaría la revuelta. Viet Nam –que entonces no se llamaba así- seguiría controlada por China durante casi 900 años más.

Los historiadores vietnamitas de los siglos XIII y XVI explicaron el liderazgo de Trưng Trắc de la revuelta como una venganza del asesinato de su esposo por parte de los chinos. Sin embargo, las fuentes chinas del s.I d.C. no mencionan que su marido hubiera muerto e, incluso, aparece mencionado como parte del círculo de confianza de la reina. Parece que los historiadores vietnamitas se sintieron obligados a adecuar la historia al orden social de su época. Les resultaba inconcebible que una mujer liderara una revuelta y que su marido la siguiera. Consideraron que lo mas apropiado era explicar el liderazgo de Trưng Trắc desde la lealtad a su marido asesinado, precisamente uno de los principios fundamentales del Confucianismo, heredado de los chinos. La paradoja es que los historiadores, cuyo principal afán era ensalzar los enfrentamientos históricos contra los chinos, manipularon la historia para adecuarla a los valores... chinos.

P.D. Para los que visiten Vietnam, todas las ciudades tienen una calle dedicada a las dos hermanas llamada Hai Bà Trưng.

miércoles, 15 de junio de 2011

A tortas

China y Vietnam están jugando a las peleas. Como siempre en estos casos, no está muy claro quién empezó: que si tu barco cortó mi cable, que si tu barco estaba fuera de tus aguas territoriales, que si esas islas son mías, que si tengo un mapa que lo demuestra, que si nunca estuviste allí... Lo que sabemos es que Brunei, Malasia, Vietnam, China y Filipinas se pelean desde hace tiempo por los archipiélagos de Spratly y Paracels perdidos en el medio de la nada. ¿Por qué este interés? Porque se supone que tienen petróleo o gas. Los otros vecinos, Camboya y Tailandia, han sacrificado la vida de algunos soldados por un templo que está en la frontera entre ambos. Las dos Coreas ahora están un poco más tranquilas después de las tensiones del año pasado. Para cerrar el círculo, los japoneses se quejaron de que algunos buques chinos atravesaron aguas japonesas la semana pasada.

Ante esta tensión creciente, que en Europa canalizamos, de momento, hacia otros dentro de nuestras fronteras, no conviene olvidar que China y Vietnam ya se enfrentaron en 1979 en un breve conflicto militar. Los líderes políticos no deberían seguir jugando a las peleas, bajar el tono y dejar de azuzar las manifestaciones populares delante de la Embajada del vecino. Lo contrario de lo que ocurre en Vietnam, curiosamente gracias a las redes sociales, prohibidas por el mismo que las está usando. La rabia de la gente mezclada con discursos nacionalistas ya sabemos cómo termina.

Una pregunta final. ¿Por qué creéis que se enfrentan ahora?

miércoles, 8 de junio de 2011

La máquina del tiempo

En 585 la dinastía Sui ordenó crear una red de graneros de emergencia y obligó a las familias a entregar 0,7 bushels (unos 8 o 9 kg) de arroz al año. El objetivo de esos graneros era acumular reservas para enfrentar las habituales hambrunas que ocurrían en épocas de sequía o inundación. Durante décadas no llegaron a funcionar porque la capital utilizaba el arroz acumulado con este sistema para su propio consumo. En 716 el Emperador prohibió esta práctica por lo que, por fin, pudieron utilizarse con el propósito original. Aparentemente, ayudaron a amortiguar el impacto de los abundantes desastres naturales que sufrió China en las décadas de 730 y 740.

En 721 el gobierno enfrentaba un serio problema financiero: los ingresos no cubrían los crecientes gastos de la corte y del ejército. Desde hacía décadas se buscaba una solución al problema de los emigrados internos que no pagaban impuestos al no estar registrados, eran sin papeles de la época. El gobierno necesitaba registrarlos para poder cobrarles impuestos. Dos años después Yu-weng Yun propuso un periodo de gracia fiscal de 6 años a aquellas familias que reportaran su nuevo lugar de residencia a las autoridades locales. La medida tuvo un éxito inmediato: 800.000 familias se registraron en menos de 3 años (de un total de 7.861.236). Curiosamente, o no, algunos miembros importantes del gobierno se resistieron a la aplicación de la nueva política. Por un lado no querían que Yu-weng Yun saliera reforzado. Por otro, muchos de ellos se beneficiaban de esas familias de "sin papeles" (muchos de ellos eran turcomanos, mongoles y otros pueblos no-Chinos), como mano de obra barata. Los siguientes años el registro siguió engordando, hasta llegar en 742 a los 8.525.763 hogares, gracias también al propio crecimiento de la población.

¿Os suena familiar? Sólo han pasado unos 1.200 años. La información proviene de The Cambridge History of China, Volume 3.

lunes, 6 de junio de 2011

¿Las personas somos animales racionales?

Una pequeña mujer vietnamita ataviada con unas enormes gafas de sol que se solapan con la mascarilla que tapa nariz y boca, un sombrero que hace las veces de casco, unos guantes poco preparados para los 40 grados de Hanoi, pantalones largos y estrechos y una sudadera que no dejan al descubierto ni un centímetro de piel atraviesa un cruce obviando la luz roja del semáforo haciendo malabarismos entre camiones, coches y motos.

¿Cómo es posible que la mujer se preocupe de la contaminación y de los efectos del sol en su piel, de ahí su atavío, para los despistados, y no dude en lanzarse contra camiones o autobuses que conducen como si nada les importara?

Cada vez que veo esa escena me río al recordar todas las teorías sociales basadas en que los humanos tomamos decisiones racionales o en la definición que aprendíamos de memoría en el colegio que da título al post.

Eso sí, no pensemos que los únicos no racionales son los vietnamitas. Muchos americanos viajan a Asia preocupadísimos por su seguridad, cuando la mayoría de los países del continente registran índices de robos y violencia muy inferiores a los de sus lugares de origen.
El miedo y la percepción del riesgo no son racionales.