viernes, 25 de junio de 2010

¿Cuándo dejamos de llorar?

Leyendo los Tres Reinos me sorprendió la cantidad de personajes masculinos que lloran por diferentes razones: rabia, la muerte de un amigo, vergüenza, alegría o injusticias. Incluso llegué a pensar que los chinos eran muy sensibles, porque lloraban continuamente o amenazaban con quitarse la vida o golpear el suelo con la cabeza. Y, entonces, recordé que en La Ilíada tuve la misma sensación. Lloran todos: Agamenón, Menelao, Patroclo e, incluso, el héroe Aquiles. Homero nos transmite sin reparos el dolor y la tristeza de Aquiles ante la muerte de su amigo Patroclo:

El Pélida, poniendo sus manos homicidas sobre el pecho del amigo, dio comienzo a las sentidas lamentaciones, mezcladas con frecuentes sollozos. Como el melenudo león a quien un cazador ha quitado los cachorros en la poblada selva, cuando vuelve a su madriguera se aflige y, poseído de vehemente cólera, recorre los valles en busca de aquel hombre, de igual modo, y despidiendo profundos suspiros...

Si antiguamente los hombres lloraban sin avergonzarse, ¿por qué ahora no nos lo permitimos? ¿Cuándo nos convencimos de que llorar es una debilidad? ¿Acaso hoy no nos quedan motivos?

martes, 22 de junio de 2010

Los hombres nos volvemos locos con el fútbol

Thành me contaba ayer que los hombres de su vecindario no paran de increpar al gobierno por los continuos cortes de luz. En pleno verano, con las temperaturas disparadas, los aires acondicionados a tope y la generación bajo mínimos, el sistema eléctrico de Ha Noi se colapsa un día sí y el siguiente también. Me contaba, compungida, que algunas vecinas no consiguen que sus bebés duerman o dejen de llorar en toda la noche por el calor.

Sorprendido por la repentina beligerancia de los vietnamitas, le pregunté que por qué estaban tan enfadados con el gobierno.

Thành me respondió, casi sorprendida por mi pregunta: "Están enfadadísimos porque no pueden ver los partidos del Mundial".

Vosotros también...

jueves, 17 de junio de 2010

¿Cómo ven el mundo los chinos?

Estas frases extraídas del libro The Cambridge Illustrated History of China ilustra algunas diferencias de pensamiento y concepción del mundo entre el pensamiento occidental y el chino. Al mismo tiempo que los filósofos griegos construían las bases de nuestra concepción del mundo, los confucianos, legalistas y taoístas chinos hacían lo propio.

- En China asumen que el Universo se creó a sí mismo, sin la intervención de un creador, casi siempre presente en el pensamiento occidental.
- En lugar de centrarse en las causas y los efectos, los filósofos chinos se centran en las conexiones y relaciones entre las diferentes partes.
- Dado que asumen que el cosmos es un todo, los filósofos chinos no explican el mundo usando términos opuestos y excluyentes -vida y muerte; pensamiento y cuerpo; natural y sobrenatural-, sino a través de polaridades complementarias, entre la que destaca el yin y el yang.
- Los filósofos chinos aceptan que la familia es un bien natural, mientras que para la cultura griega la familia se queda en el espacio privado y no se convierte en el centro de la vida social. Los chinos asumen que la familia es el modelo de orden social y político. De ahí su preferencia por un gobernante autoritario, que asume que la obediencia y la jerarquía son tan importantes como dentro de la familia.
- Los pensadores chinos no respetan especialmente las leyes, que no se consideraban como inviolables o nobles. Más importante, no creen que las normas y leyes estén por encima del gobernante.
- Por último, en contraste con otras filosofías orientales, los chinos creen que la vida en este mundo puede mejorar. Esta idea, compartida con el pensamiento occidental, puede explicar el afán de la sociedad china por mirar atrás para mejorar el presente y el futuro.

miércoles, 16 de junio de 2010

67 grados, ¡Ối Giời Ơi!

Todo es relativo. En España no hace calor, simplemente calienta un poco el sol. Ni siquiera en Managua hace calor. Ahí el sol aprieta. Lo de Hanoi, ¡esto sí es calor! Hoy tenemos una sensación térmica de 52 grados. Mañana viernes alcanzaremos el máximo del mes: ¡67 grados! No os podéis imaginar cómo se siente uno. Ni siquiera cuando vas en la moto te alivia el aire. Notas que el sol te quema los brazos. El cuerpo se siente apaleado y el cerebro no responde. Intentaré escribir algo más interesante cuando bajen las temperaturas un poquito y sólo estemos a 40 grados.

Ối Giời Ơi es una expresión vietnamita que podría traducirse por ¡Dios mío! La emplean continuamente.

martes, 8 de junio de 2010

Los hospitales vietnamitas: empresas, corrupción y comunismo

Resulta difícil entender cómo funciona un país comunista como Vietnam. ¿Es como la Unión Soviética? ¿como Cuba? ¿Hay empresas? ¿Es muy distinto a Europa? Incluso viviendo aquí no encuentras respuestas. Ayer, una amiga que trabaja en un hospital público vietnamita me contaba algunas historias increíbles que me ayudaron a entender las perversiones de este sistema Frankenstein (otro día os contaré bondades).

Un hospital acaba de hacer un pedido de más de 20 monitores wireless de la tecnología más avanzada a una empresa japonesa. Mientras, el hospital europeo donde mi amigaba trabajaba sólo disponía de uno de esos monitores. Siendo bien pensados, podríamos asumir que Vietnam trata de avanzar muchos pasos de golpe. El problema es que mientras compran esos equipos de última generación, la dirección del hospital sigue resistiéndose a instalar aire acondicionado en el quirófano para no discriminar a los demás servicios (supongo que para evitar que los cirujanos se aburguesen). Para rizar más el rizo, los que sí disfrutan de aire acondicionado son los que trabajan en la administración y gestión del hospital, es decir, los que deciden que no se instale en el quirófano (ellos no corren peligro de contagio pequeño-burgués).

¿Cómo es posible todo esto? Mi amiga me cuenta que los candidatos para dirigir un hospital ofrecen, como si de una subasta se tratara, entre uno y dos millones de dólares a quien corresponda para ser nombrados. El candidato sabe que los "negocios" con farmacéuticas y demás empresas, le reportarán importantes beneficios que compensarán su generosa oferta.

Curiosa mezcla de retórica comunista, tentaciones capitalistas y corrupción de toda la vida.

viernes, 4 de junio de 2010

¿Qué es lo normal?

Un niño aprende a contar con los dedos en un colegio. Dubitativo, vergonzoso, cuenta con dificultad: un caramelo -dedo índice-, dos caramelos -dedo corazón-, tres caramelos -dedo anular- y se para, inseguro. Uno se imagina que esta escena se repite en todo el mundo y, sin embargo, nada más volver a Vietnam descubro que tampoco hay una manera normal de contar. Un niño vietnamita cuenta: un caramelo -primera falange del dedo índice-, dos caramelos -segunda falange-, tres caramelos -tercera falange- y sigue en el siguiente dedo.

Primera reacción: estos vietnamitas lo hacen mal, no entiendo cómo se les ocurre contar de esa manera tan rara. Sin embargo, lo pienso con calma y se me ocurre que una ventaja de ese sistema es que permite contar más fácilmente números superiores a diez sin perderse. No es ninguna tontería. Es un sistema que copia cada uno de los tramos del bambú, que también usan para contar.

Segundo pensamiento: el asombro de un descubrimiento.Ojalá tuviera siempre los sentidos despiertos, alerta. Desgraciadamente pasado un tiempo, bajamos la mirada, se cierran los oídos y se nos duerme el corazón.

Una pregunta: ¿qué es lo normal? Un amigo me dijo una vez que lo normal en este mundo es ser chino o indio (su población supera los 2.500 millones de personas, un 37 por ciento del total). Tendré que enterarme si ellos cuentan como los vietnamitas. A lo mejor los raros somos nosotros...