Thành me contaba ayer que los hombres de su vecindario no paran de increpar al gobierno por los continuos cortes de luz. En pleno verano, con las temperaturas disparadas, los aires acondicionados a tope y la generación bajo mínimos, el sistema eléctrico de Ha Noi se colapsa un día sí y el siguiente también. Me contaba, compungida, que algunas vecinas no consiguen que sus bebés duerman o dejen de llorar en toda la noche por el calor.
Sorprendido por la repentina beligerancia de los vietnamitas, le pregunté que por qué estaban tan enfadados con el gobierno.
Thành me respondió, casi sorprendida por mi pregunta: "Están enfadadísimos porque no pueden ver los partidos del Mundial".
Vosotros también...
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