martes, 20 de octubre de 2009

Mi segunda bici

Recuerdo perfectamente el día en que mis padres me regalaron mi primera bici, la famosa BMX, azul y amarilla. Habíamos ido a comprarla al Galerías Preciados de La Vaguada (sic). No me separaba de mi bici nueva, la miraba, la remiraba, la acariciaba... y cuando levanté la vista, mis padres y mi hermana ya no estaban. ¡Madre mía qué angustia! Allí estaba yo, pegado a mi bici nueva, pero sin mi familia. ¡Qué vergüenza! No sabía si pedir auxilio a algún vendedor o qué debía hacer. Pensaba en ir a buscarles y, de repente, me imaginaba a mis padres diciéndome que no me moviera, que si me perdía debía esperarles allí. No recuerdo el final de la historia, pero esa anécdota hace que no me olvide de mi primera bici.

En Vietnam me he comprado mi segunda bici (xe đạp). Es una ASAMA vietnamita, color rojo, con tres platos y siete marchas. Sospecho que el cambio Leopard (Dani, ¿te recuerda a algo?) me dará bastante dolores de cabeza, pero el Shimano subía demasiado el precio. En previsión de posibles contratiempos logré un año de garantía. Con la bici me resultará mucho más fácil moverme por Hanoi, entre dos millones de motos y unos cuantos coches. También dará lugar a algún nuevo rollito que colgar en este blog.

2 comentarios:

  1. Si no sois como niños...

    Nos hacemos mayores y podemos perdernos sin enterarnos, sin sentimiento de vergüenza, sin peticiones de auxilio, sin recordar las recomendaciones de los padres; la solución de no movernos ¿será la más adecuada?

    ¿Y el claxon sobresaldrá sobre el ruido y el sonido de los demás? Politonos para los claxones ¡Un buen negocio en Hanoi! ¿O no?

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  2. No se me había ocurrido lo del claxon. Los ciclistas no podemos avisar de que vamos a pasar. Sin embargo, los taxistas sí usan el politono: su claxon suena de manera especial, como si tuviera eco.

    Efectivamente seguimos perdiéndonos. Pero, al menos, no nos angustiamos como cuando éramos pequeños.

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