sábado, 10 de octubre de 2009

La torre de Babel o cómo comprar azúcar

Yo pensaba que entre el inglés, el francés y el español sobreviviríamos. ¡Qué iluso! En nuestra segunda compra en el supermercado nos topamos con la cruda realidad: no podemos comunicarnos. Buscábamos azúcar, sucre o sugar. Nada, no había suerte. La chica de la caja, bastante más joven que nosotros, aunque alguno no pueda creerlo, se encogía de hombros ante mi insistencia. Pensé que sería mejor preguntar a algún cliente joven. Voilà, un chico de unos veinte años con pinta de universitario. Seguro que él entiende algo de inglés. Tampoco. Nada de nada. Mi última esperanza era un hombre que hablaba por el móvil y llevaba un reloj dorado. Si este no entiende inglés, nos quedamos sin azúcar, pensaba. Cuando por fin terminó su conversación, le pregunté que si el paquete que habíamos cogido contenía azucarillos. Su respuesta me desconcertó. Quería que cambiara mi caja, por otra, mucho más bonita, de color rojo y letras doradas -la única inscripción en inglés de la caja decía Made in Vietnam; ¡se acabó el comparar los ingredientes!-. Cuando estaba a punto del colapso, el hombre logró entender tanto sugar, sugar. Me sonrió y, encogiéndose de hombros, me dijo: ¡đường! ¡Evidente!

1 comentario:

  1. Pero tú no jugabas a las películas cuando eras pequeño??? ¡A sacar afuera toda la comunicación corporal, que hay que sobrevivir!

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