China y Vietnam están jugando a las peleas. Como siempre en estos casos, no está muy claro quién empezó: que si tu barco cortó mi cable, que si tu barco estaba fuera de tus aguas territoriales, que si esas islas son mías, que si tengo un mapa que lo demuestra, que si nunca estuviste allí... Lo que sabemos es que Brunei, Malasia, Vietnam, China y Filipinas se pelean desde hace tiempo por los archipiélagos de Spratly y Paracels perdidos en el medio de la nada. ¿Por qué este interés? Porque se supone que tienen petróleo o gas. Los otros vecinos, Camboya y Tailandia, han sacrificado la vida de algunos soldados por un templo que está en la frontera entre ambos. Las dos Coreas ahora están un poco más tranquilas después de las tensiones del año pasado. Para cerrar el círculo, los japoneses se quejaron de que algunos buques chinos atravesaron aguas japonesas la semana pasada.
Ante esta tensión creciente, que en Europa canalizamos, de momento, hacia otros dentro de nuestras fronteras, no conviene olvidar que China y Vietnam ya se enfrentaron en 1979 en un breve conflicto militar. Los líderes políticos no deberían seguir jugando a las peleas, bajar el tono y dejar de azuzar las manifestaciones populares delante de la Embajada del vecino. Lo contrario de lo que ocurre en Vietnam, curiosamente gracias a las redes sociales, prohibidas por el mismo que las está usando. La rabia de la gente mezclada con discursos nacionalistas ya sabemos cómo termina.
Una pregunta final. ¿Por qué creéis que se enfrentan ahora?
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