Un buen ministro es aquel que sirve al emperador siempre y cuando al hacerlo no infrinja el Camino, y que cuando esto se incompatible, dimita.
Analecta 11.23.
Tu Fu, funcionario y poeta del siglo VIII (712-770), escribió:
Entre los antiguos hubo algunos hombres buenos que se negaron a transigir y se murieron de hambre. Y hubo algunos hombres muy capaces que hicieron reír al mundo y recibieron mucho regalos. Son caminos mutuamente excluyentes. ¡Mi problema es que he querido seguir ambos caminos a la vez!
Han Yu , asesor y escritor (posiblemente el principal escritor en prosa de la dinastía Tang), aplicó las palabras de Tu Fu hasta las últimas consecuencias. En 802 lo enviaron al exilio por criticar al heredero del Imperio por no reducir los impuestos en plena hambruna. No obstante, pudo regresar a la corte donde volvió a ocupar puestos de responsabilidad. En 819 escribió el famoso Memorial sobre el Budismo en el que criticó al Emperador por adorar una reliquia de Buda:
Aunque su siervo sea estúpido, él no puede evitar saber que su Majestad realmente no puede haber caído en el engaño de este Buda, y que no participa en esos ritos para rezar y pedir buena fortuna... Si el Buda tiene un poder sobrenatural y puede destruir el mal, entonces, que con razón caiga sobre mí su ira y sea castigado. Que el cielo sea mi testigo: no me arrepentiré.
El Emperador quiso ejecutarlo en un primer momento pero, finalmente se contentó con enviarlo a la frontera, donde murió años después.