Si el interlocutor decide responderles recibirá entonces una sonrisa única, especial, como la de Phường en la foto, ocultando un diente a medio salir. Es el agradecimiento puro, el de una niña que no espera nada a cambio. Son las maravillas de un simple hello. Ojalá fuéramos capaces de gritar como ellas o, cuando menos, supiéramos reconocer siempre la belleza de ese grito infantil.
gracias de nuevo por seguir acercándonos la realidad de esa tierra y tus reflexiones, muy sabroso todo!!
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