Han pasado más de dos semanas del nuevo año lunar y, sin embargo, Vietnam sigue de vacaciones, celebrando. La gente continúa visitando las pagodas, con ofrendas de mandarinas y mangos, recordando a sus ancestros, pidiéndoles protección, suerte, salud y dinero, mucho dinero. Las casas en construcción todavía están paradas y el Primer Ministro ha tenido que recordar a los funcionarios que las vacaciones terminaron y ha pedido que vuelvan a sus puestos de trabajo. Parece que es una máquina enorme, pesada, que se paró completamente durante dos semanas (antes cerraban hasta los hoteles y restaurantes) y que ahora cuesta poner en funcionamiento de nuevo.
P.D. Para los mal pensados, los vietnamitas no vuelven a parar en todo el año. Una vez pasado el Têt, no se atreven a coger vacaciones.
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