No es ningún sueño. Si se madruga lo suficiente, es decir, llegar al mercado de Phnom Penh a las 7.50 del domingo, puede encontrarse con una vendedora rogándole que le compre algo, lo que sea. ¿Se ha vuelto loca? No. Simplemente es supersticiosa. En Vietnam y Camboya la mayoría de los vendedores creen que el primer cliente determina la suerte de la jornada. De tal manera que si el primer cliente se marcha sin comprar tendrá un mal día y no venderá casi nada. Funciona también al contrario, si logran una buena venta, se frotan las manos esperando un día repleto de clientes.
Pero no todo son ventajas para el primer comprador. ¡Imaginad la presión que supone saber que la suerte de la señora que vende ropa depende de ti! Al final, ambos se sienten obligados a llegar a un acuerdo y comprar algo, lo que sea. Una hora después de haber llegado, con un calor insoportable, salimos del mercado del Phnom Penh con dos camisetas, un par de pañuelos, un monedero y un juego khmer. Ummm...
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